jueves, 29 de septiembre de 2016

Los Zapatos de ciclismo


En el caso del calzado hay tres partes bastante bien diferenciadas: la suela, el upper o parte superior que recoge el pie desde la puntera hasta el talón incluyendo los cierres y la suela interior, generalmente desmontable.

La suela es sin duda la parte más crítica del calzado ya que es la encargada de transmitir casi todo el esfuerzo, por ello es la que nos va a indicar lo bueno o malo que es. Así, cuanto más rígida sea mejor transmitiremos la pedalada y no sólo eso, sino que protegeremos el pie ante lesiones como la fascitis plantar o el neuroma de Morton. En esa búsqueda de la rigidez tendremos que encontrar, como siempre, un compromiso entre el peso y el grosor, ya que cuanto menos peso y grosor mejor.

Los tipos de suelas:

Las resinas plásticas inyectada en molde son la solución más económica a la hora de construir una suela, son gomas que se fabrican en molde mediante inyección, algo similar al calzado de deporte tradicional o suelas de goma para trekking o calzado de calle. Son relativamente rígidas pero permiten flexibilidad al caminar lo que restringe su uso al MTB ocasional, son baratas y para ganar en rigidez se aumenta el grosor haciendo que sean pesadas y con poca “sensibilidad”. Son una opción recomendable para montar con pedales de plataforma combinados con calas ya que agarran bien sobre la parte dentada al ir sin enganchar o reparte la presión sobre la plataforma al ir con calas. Peso estimado entre 900gr y 1kg.

Compuesto de fibras sintéticas: las poliamidas, cuyo producto más conocido es el “Nylon” o nailon. Una inyección en molde de resinas (generalmente epoxi) y fibras crean una suela rígida y relativamente ligera, aunque debido a los procesos de carga y descarga al pedalear las fibras se van separando de las resinas haciendo que pierda resistencia con relativa facilidad. Además, si el uso es diario envejecerá de forma aún más rápida. Son una buena solución para zapatos de spinning o para el ciclista de fin de semana. Son suelas relativamente gruesas y pesadas, con un envejecimiento aunque no se usen. El peso estimado del conjunto puede bajar a los 700 a 800gr.

Compuesto de fibras sintéticas con fibra de vidrio, es básicamente una evolución del anterior, se añade fibra de vidrio para aumentar la rigidez del conjunto, se puede hacer mediante malla o mediante fibras. Es similar al casco de un barco. Son más ligeras a igualdad de rigidiez que las anteriores y sufren menos degradación con su uso, aunque acaban cediendo con el tiempo. El peso se puede reducir a los 600 a 700 gr.

La Inyección de fibra de carbono es una solución de la industria con el objetivo de ahorrar en costes, pero no se puede controlar el proceso, dando lugar a diferentes densidades de fibra, secados irregulares y un aspecto visual pobre, lo que hace que se le añada un “look” de fibra. No lo encuentro recomendable.

El compuesto de fibra de carbono es sin duda la elección más acertada, tanto si vamos a usarlos a diario como si pretendemos usarlos durante años. Como vimos en el artículo sobre la rigidez, están compuestas de varias capas de fibra de carbono tejida y unida mediante resinas de epoxi, el problema es que a diferencia de las anteriores, no se hace mediante inyección en molde sino que hay que hacerlas a mano colocando las diferentes capas de tejido de carbono. Después de ese proceso se extrae el vacío y luego se inyectan las resinas, obviamente todo este proceso dispara el coste.

Son suelas ligeras, con diferentes grosores según el punto de apoyo y con formas y nervaduras para aumentar la rigidez puntualmente. Permiten perforaciones para ventilar ya que se puede reforzar puntualmente y al tener un ciclo de histéresis poco acusado sufren poco envejecimiento y desprenden poco calor siendo generalmente el upper el causante del cambio de calzado. Su único punto débil son los punzonamientos, algo realmente complicado. El peso ronda desde los 400 hasta los 600 gr dependiendo de los cierres y tacos añadidos a la suela.

El upper

El upper y los cierres ayudan a esa sensación de tranmisión directa de esfuerzos. El upper ha de ser ligero y permeable al vapor de agua, por eso las fibras sintéticas junto a la microfibra son la mejor opción. Sin embargo, podemos tener versiones más centradas en una gran ventilación con grandes zonas con rejilla típicas de verano y otras más cerradas con un tejido con ligera perforación para todo tipo de climas.

Hoy en día ha cobrado mucha importancia el cierre que contribuye a esa sensación de “envolver” el pie sin deformarse es por ello que se usan cierres con ruedas dentadas con cable de Kevlar o micrométricos. Esto se hace para evitar que el tradicional velcro vaya siendo cada vez menos seguro con el uso o la falta de ajuste preciso en los cordones, que los ha restringido a un uso completamente ocasional o para clásicos.

Suela interior

Por último, la suela interior aunque no lo parezca tiene su parte crítica, tiene que ser ventilada pero no ceder con el tiempo, por eso mismo las fibras apelmazadas sin tejer suelen ser el mejor equilibrio. Pensemos que una mala elección de suela interior puede deformarse con el tiempo y perder grosor en los puntos de apoyo, haciendo que el pie baile.  En muchos casos hay suelas más cerradas para el invierno y otras más frescas para el verano.

Modelos de Spiuk

Spiuk, consciente de las necesidades de los diferentes usuarios tiene una gama extensa que cubre desde los modelos más básicos con suela de goma como las Linze, Compass o Motiv y otros con suelas de poliamidas.

En cambio en su gama más alta la opción es la fibra de carbono 16RC, 16MC, Trivium-C y Pragma; además de sus equivalentes con suela de poliamidas con fibra de vidrio como son la 16R, 16M, Trivium y las Progeny.

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La rigidez. Conceptos básicos


¿Qué es la rigidez?

Partamos de la definición más básica para ir aclarando conceptos.

La rigidez es la resistencia de un material a deformarse ante una fuerza; un objeto es más rígido cuanto más difícil es deformarlo. Quizá el ejemplo más sencillo sea un muelle: si a dos muelles le aplicamos la misma fuerza será más rígido el que más se deforme y se deformarán más cuanta más fuerza usemos. Por eso la rigidez es depende del material, de su orientación y de su geometría. Así decimos que el acero es más rígido que una goma elástica, que un tronco de madera aguanta mejor contra la veta o que un triángulo es más rígido que un cuadrado.

Ojo, no hay que confundir la rigidez con la resistencia a la rotura, así el vidrio o el hormigón son muy rígidos pero rompen con poca deformación.

La rigidez de un material también depende de si es homogéneo como un metal o si es un material compuesto por fibras. Los metales sin tratamientos mecánicos o superficiales son igual de rígidos sin importar su orientación, pero la madera o la fibra de carbono es muy importante la orientación.

Esta rigidez desde el punto de vista exclusivo de los materiales no es la única de la que se habla en la ingeniería, también está la rigidez debida a la forma. Es decir, cómo construimos un objeto para que sea más rígido sin usar más material. El ejemplo típico puede ser el de un puente formado por arcos o una torre eléctrica, el peso y cantidad de material necesarios para hacer lo mismo macizo sería enorme.

Obviamente estos son conceptos muy generales, pero nos permiten hacernos una idea de qué materiales y de qué forma podemos optimizar la construcción.

¿Por qué y para qué es importante la rigidez?

La mayor rigidez en el ciclismo tiene tres beneficios básicos:

- Nos permite una mayor precisión y manejabilidad, si vamos inclinados en una curva la bicicleta sufrirá menos deformaciones haciendo que la trazada sea la que queremos.

- Nos ayuda a transmitir mejor nuestros esfuerzos, si parte de nuestra pedalada se pierde en deformar el cuadro, los pedales o los zapatos seremos menos efectivos. Esto se hace especialmente crítico cuando pedaleamos de pie, por eso mismo las suspensiones tienen una posición de bloqueo.

- Una mayor rigidez hace que la bici sea más “reactiva”, al ser más rígido todo el conjunto hace que se transmita directamente el esfuerzo al asfalto sin estar amortiguado todo ese esfuerzo. No sólo es que malgastemos menos energía sino que hacemos uso de ella justo cuando queremos y como queremos.

Sin embargo, ¿es siempre beneficioso?

Una mayor rigidez supone el uso de una mayor cantidad de material, obviamente te hundes menos con tu peso soportado por dos muelles que con uno. También supone una pérdida aerodinámica, al tener que emplear tubos redondos más grandes en vez de aplanados con forma de gota de agua seremos más lentos a altas velocidades.

Además, no siempre una mayor rigidez es mejor, puede que una mayor rigidez lateral de un cuadro permita que responda mejor cuando pedaleamos de pie, pero una mayor rigidez vertical hará que cuando pasemos sobre un pequeño bache lo notemos en exceso, haciendo que rodar por un asfalto en mal estado sea un suplicio. Por ello mismo se suelen hacer cuadros con un ligero “sloping”, se consigue una mayor rigidez en los triángulos pero a la vez se deja que la tija del sillín quede liberada de carga, haciendo un cuadro más rígido para el pedaleo pero menos verticalmente, todo ello reduciendo el peso en general al necesitar menos material.

En otros casos, como en un casco de protección, hace falta que la rigidez no sea extrema ya que sino el impacto será como no llevar dicho elemento. Por ello lo que es bueno para fabricar un cuadro de bicicleta o una suela de zapato hace que sea negativo para protegernos si no está acompañado por una zona de deformación controlada como pueden ser espumas de poliuretano o poliestireno expandido.

Los ciclos de histéresis o la amortiguación

Si el ejemplo simple de una deformación debida a una carga es un muelle, el ciclo de histéresis puede ser el de un amortiguador. En un mundo ideal, si comprimimos un muelle y lo soltamos éste rebotará indefinidamente, pero sabemos por experiencia que esto no ocurre. ¿Por qué?

De forma muy simplificada es como si existiera un rozamiento interno entre los elementos que componen un material. Por lo tanto es como si cogiéramos ese muelle, lo estirásemos, le amarrásemos una taco de goma que hiciera rozamiento con el suelo y lo soltásemos. 

Como podemos intuir, el muelle rebotará cada vez menos. Eso mismo ocurre al deformar un material, al dejar de ejercer la fuerza parte de la energía acumulada se pierde en forma de calor y, además, volverá a su posición original de forma más lenta.

Este efecto es especialmente crítico en materiales compuestos donde la deformación hace que “rocen” las diferentes capas de material. Por ello, cuanto más rígida sea cada capa mejor, liberará menos calor y actuará con una respuesta más inmediata, esto hace que sea mejor usar fibra de carbono en vez de fibra de vidrio para la suela de un zapato.

El traslado al mundo real

¿Cómo podemos sacar partido de todo esto? Vayamos a un caso sencillo:.
Antiguamente se usaban grandes pedales metálicos con enganches llamados rastrales, el objetivo era poder aplicar el máximo de fuerza al pedal y que se repartiera de la mejor forma posible. Al no existir los materiales actuales se usaban suelas de cuero por su gran rigidez y peso contenido.

Con la aparición de los pedales “automáticos” se buscaba incrementar la transmisión del esfuerzo a los pedales, consiguiendo un pedaleo más “redondo” y que forzase menos las articulaciones. Sin embargo, al ser pedales más pequeños se hizo necesaria una mayor rigidez de la suela para no actuar sobre un solo punto.

Actualmente los fabricantes usan materiales compuestos para transmitir mejor el esfuerzo, rigidizan la zona de contacto del zapato con el pedal y distribuyen la fuerza a toda la suela. Este reparto hace que no haya una carga puntual en el pie evitando lesiones en el punto de apoyo o fascitis plantares por tener que hacer fuerza con la planta del pie. Esta rigidez permite que el pie pueda estar más relajado haciendo que el esfuerzo lo soporten los grandes músculos como los gemelos y los cuádriceps aumentando la potencia máxima que somos capaces de aplicar en los pedales.

Además, al rigidizar toda la suela usando un material ligero acompañado de pequeños pedales hay menos “carga muerta” tanto sobre la bici como en movimiento, favoreciendo las aceleraciones y aligerando el peso completo de la bici y ciclista..

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Índice Titan Desert


A lo largo de unos cuantos artículos iré desgranando mi humilde conocimiento de la Titan Desert 2015, de los entrenamientos que estuve recomendando y de aspectos técnicos que rodean esta carrera:

- Inicio

Primera semana
- Segunda semana
- Tercera semana
- Cuarta semana
- Quinta semana
- Sexta semana
- Séptima semana
- Octava semana
- Novena semana
- Décima semana
- Undécima semana
- Décimosegunda semana

- Nutrición en la Titan Desert

- Mi elección de cubiertas para la Titan Desert 
- Elección de cubiertas de MTB por construcción 


- Resumen general de la Titan Desert 2015

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jueves, 22 de septiembre de 2016

Las prendas compresivas


He de reconocer que para una persona analítica como yo, es difícil escribir esta entrada. Las prendas de compresión surgen a partir del beneficio que suponen para el retorno venoso, de hecho por lo menos desde 1995 existen estudios científicos que lo prueban. Principalmente estuvieron orientadas a tratamientos terapéuticos como las varices, hinchazón de piernas y dolores musculares.

En los primeros años del presente siglo surgen los primeros estudios orientados al deporte, generalmente en el tratamiento post-ejercicio. A partir de ahí, comienza la idea de que tal vez también sea beneficioso durante la práctica deportiva y en 2008 surgen las primeras perneras o polainas con efecto compresivo.

Desde entonces, habrán aparecido cientos (literalmente) de estudios sobre su beneficio tanto durante y a posteriori del ejercicio. Actualmente el consenso es que el beneficio competitivo para pruebas de resistencia (duración mayor de 60 minutos hasta un Ironman) no existe a nivel fisiológico, sin embargo, sí que existe una mejora de leve a moderada en el post ejercicio, por lo tanto es algo muy recomendable tras la ducha. Además se han visto acortados los plazos de las temidas “agujetas”.

A nivel psicológico, algo fundamental en pruebas de larga distancia de triatlón o de carrera a pie donde hay implicado un “golpeo” constante y repetitivo, o cuando existe una patología dolorosa previa como las tendinitis o periostitis, sí que hay un beneficio. Posiblemente se debe a que la ausencia de vibración no deseada a nivel muscular hace que se reduzca el dolor y que pueda colaborar a la estabilidad general. También se han visto beneficios a nivel de percepción del esfuerzo en prendas compresivas ciclistas, especialmente en los muslos.

Una aproximación al deportista

Las prendas compresivas a pesar de ser un beneficio somático en términos puros de rendimiento tienen otras ventajas. A nivel de ropa interior, evita rozaduras de ropa más holgada y según su fabricación pueden ser increíblemente frescas.

A nivel de ropa deportiva, sobre todo de cintura hacia arriba reduce molestos movimientos de vísceras o de grandes músculos con disposición horizontal, como pueden ser los pectorales.

Sin embargo, quizá donde se encuentren los mayores beneficios sea en el triatlón de larga distancia. Un maillot o un mono compresivo con un correcto refuerzo de zonas además de añadir comodidad, evitar rozaduras, mejorar en aerodinámica, ayuda a descargar hombros y a conservar la masa visceral sin descolgar.

Por último, tras el ejercicio de alta intensidad del ciclismo los muslos han quedado tocados y cada pisada puede suponer un pequeño suplicio debido a las vibraciones reducir esas molestias puede suponer ir más cómodos. Además hay que sumar que el cambio de postura en la transición suele generar dolores de lumbares, algo que con un refuerzo lumbar proporciona mayor estabilidad tanto durante el sector ciclista y luego nos ayuda a conservar la posición.

¿Cómo ha de estar fabricada una prenda compresiva?

De nuevo hay numerosos estudios médicos que buscan optimizar las mejoras, sin embargo el consenso general parece ser que es más una correcta transpiración sin absorción, una ausencia puntos de estrangulamiento y que la compresión se mantenga estable durante la práctica deportiva o el reposo.

Por ello mismo dichas prendas han de ser confeccionadas sin costuras o con costuras planas elásticas, con diferentes paneles de refuerzo en la zona muscular y menos apretado en las zonas de hueso. Si la prenda está diseñada para cubrir también una articulación, ha de ser flexible pero sin provocar arrugas que invariablemente producirían rozaduras y ampollas. La tensión de compresión no es crítica, por ello mismo nos puede valer aunque ganemos o perdamos algún kilo.

En general la presión o tensión que lleva la ropa de compresión específica para grandes grupos musculares se suele medir en mmHg, cuya equivalencia son 133 Pascales. En ropa completa o que cubre el tronco son no suele darse ese dato ya que no es homogénea. Por ello mismo es importante usar el tamaño que se adecúe a nuestras necesidades.

La transpiración se consigue utilizando prendas tejidas, con un patrón de punto que suele ser circular y una alta trama, su objetivo no es abrigar. Normalmente se entretejen zonas con tejidos menos elásticos o con mayor densidad en la trama e incluso se están añadiendo filamentos de carbono que añaden rigidez y transmisión de calor.

Por último, hoy en día también se están buscando mejoras posturales, para que actúen a modo de refuerzo y de estabilidad en el tronco. Es similar a un corsé que nos asegura llevar una postura que impida o retrase la fatiga muscular de la parte estabilizadora, lo que se ha dado a llamar actualmente “core”.


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La ropa para el frío y la lluvia


La protección contra el frío es mucho más compleja que contra el calor, ya que ha de conseguir el difícil equilibrio entre la evacuación del calor sobrante pero abrigarnos. Además esto ocurre en circunstancias muy cambiantes, no es lo mismo un día de primavera al sol y subiendo un puerto que un frío día de invierno con viento, lluvia o nieve y muy nublado.

Tradicionalmente se han usado gruesos tejidos de lana, plumas ensacadas y pieles para abrigar. La lana resulta muy pesada, llega a absorber cierta cantidad de humedad y deja pasar el viento, aun así sigue abrigando incluso estando mojada. Las plumas ensacadas, son muy ligeras, transpirables y evitan en gran medida el paso del aire, pero son muy voluminosas y se apelmazan al apretarlas. Las pieles, más ligeras que la lana pero siguen siendo pesadas, son incómodas, poco flexibles, se deterioran con el roce y el coste es muy elevado.

Gracias a las fibras sintéticas, principalmente el poliéster y el elastano al igual que se usa en las prendas de verano, pero con un tejido más denso, cardado o sin tejer se consigue el efecto que estamos buscando. Por ejemplo un maillot microperforado para el calor usa las mismas fibras que un forro polar, que es un tejido cardado, con resultados completamente opuestos.

Además de estas fibras, hay otros materiales de marcas comerciales derivadas del petróleo como el Gore-tex, windstopper, eVent que al no estar tejidas no dejan pasar el aire entre los hilos ni absorben agua, llamándose “membrana” por lo general. Sin embargo, al estar microperforadas dejan pasar el sudor en forma de vapor, esto se logra porque la presión de vapor a cada lado de la membrana es muy diferente haciendo que trate de igualarse a ambos lados dejando pasar tan sólo el vapor de agua.

Además, el neopreno es, quizá, el método más agresivo para protegernos del frío, ya que nos mantiene calientes aun estando empapados en el interior, como en trajes de agua para nadar o cubrebotas.

Con todo esto, las reglas básicas para combatir el frío con la mayor eficacia y ligereza son:

1.  Funcionar con capas. Las diferentes capas de tejido que vamos colocando sobre la piel van creando sucesivas cámaras de aire que aíslan del exterior al ser muy mal conductor del calor. Además permiten que el sudor se evapore facilitando la transpiración. Los tejidos cardados (como de pelos) son ligeros y aislantes al confinar el aire impidiendo su circulación.

2. Impedir la ventilación. Si impedimos la ventilación mediante el sellado (tanto cosido como fundido por termosellado) de puños, cintura y cuello o solapamos las cremalleras el aire caliente no podrá renovarse por aire frío del exterior. Colocando elementos no tejidos en las capas evitaremos que el aire atraviese desde el exterior al interior.

3. Mantenernos secos. Tanto por dentro como por fuera estar secos es clave ya que el agua es un gran conductor del calor, enfría al evaporarse con el viento y pega las capas entre sí. En la capa más exterior se aisla de la lluvia con membranas repelentes a la humedad pero transpirables y en capas intermedias se usan para permitir el paso del sudor sin dejar pasar el viento.

4. Disposición estratégica de los materiales. El pecho con una gran superficie de piel, situado a la sombra y en el punto de estancamiento del aire (donde la velocidad es cero) es el punto de mayor pérdida de calor sin producirlo, es por ello que ahí es donde más hincapié hay que hacer. En cambio en los muslos, con los músculos más grandes del cuerpo y expuestos al sol  podemos ir más desprotegidos. Los pies, la cabeza y las manos tendrán que estar igualmente protegidos. Es muy importante, también, que la transpirabilidad de los materiales sea mayor cuanto más cerca se está de la piel, poniendo las capas más transpirables por dentro y menos por fuera.


Con todo ello podremos construir nuestra prenda ideal en función de las condiciones climáticas que vayamos a afrontar. Veamos unos ejemplos.

En lo que se llama entretiempo, es frecuente ver culottes cortos incluso de verano recurriendo a proteger las manos con guantes con interior cardado y calcetines “de invierno”. Se puede optar por una chaqueta ligera de dos capas, un chaleco sobre maillot largo o, mi elección personal, una prenda interior con membrana paraviento bajo un maillot de verano.

Cuando el frío comienza a hacer más presencia, las chaquetas ligeramente holgadas de dos capas unidas, formadas por un interior de poliéster cardado con poco peso y cubierto por una capa de membrana repelente al viento y la humedad suelen funcionar bien. Con una camiseta interior ajustada nos protegerá incluso estando empapadas de sudor por haber subido un puerto, ya que la capa de aire nos protege.

Por último, en los días de frío más intenso, con lluvia, nieve, niebla o granizo y queremos evitar usar el rodillo, la mejor solución son las chaquetas multicapa. Principalmente están constituidas por una capa interior cardada similar al forro polar o acanalada, una capa intermedia o incluso aire y acabado en un material impermeable y transpirable como el eVent. A todo ello se le puede sumar una prenda interior más ceñida y transpirable o “maillot de invierno” para aguantar largas horas a la intemperie.

Todo ello se combina con un culotte con interior cardado y membrana elástica ya que irá ajustado para que las arrugas no hagan rozaduras. Además con unos cubrebotas de neopreno con interior tejido para reforzar y tratamiento impermeabilizante junto con unos guantes con sotoguantes y un sotocasco podremos resistir la más dura de las tormentas de invierno a la que nos queramos enfrentar.

Nota aclaratoria: existen mantas térmicas de supervivencia que funcionan por radiación, con la cara dorada al exterior conseguimos calentarnos y con la plateada nos protegemos del calor, todo ello con un peso ridículo. Sin embargo esto no sirve para la ropa ya que no permiten la transpiración al ser un plástico de celda cerrada haciendo que inevitablemente nos “cozamos”.

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La ropa para el calor


Como vimos en la entrada de los mecanismos de transmisión de calor, hay multitud de circunstancias ambientales que hacen que en la práctica deportiva podamos optar por un tipo de prenda u otra. Así que en esta entrada trataré sobre las prendas indicadas especialmente para el calor.

Lo primero que hay que tener en cuenta es hacernos una idea de lo que supone el calor generamos, si nosotros haciendo una hora de ejercicio quemamos 1000 kcal, equivaldrá a tener un radiador en 900w en nuestra piel.

Lo ideal es buscar prendas deportivas de colores claros incluso el blanco, para evitar que además del calor que producimos absorbamos más por la radiación. Es más, estar tapados actúa como bloqueador solar impidiendo las quemaduras solares que aparte del riesgo que suponen nos deshidratan y recalientan.

Si buscamos evitar el calor, sin importarnos la aerodinámica, necesitaremos prendas holgadas que permitan la circulación del aire alrededor de nuestro cuerpo que creen turbulencias arrastrando el sudor. Además, las prendas holgadas reciben la radiación solar calentándose, pero al tener una capa de aire que circula entre la ropa y la piel evita que el calor nos llegue directamente a la piel. Digamos que hace la función de un toldo.

Además tendremos que llevar ropa que facilite la transpiración, es decir, que no impida que el sudor evaporado escape de nuestro cuerpo. Una prenda impermeable hará que nos empapemos al evitar esa transpiración.

El algodón, el lino y los tejidos naturales son muy buenos a la hora de mantenernos frescos, ya que transpiran muy bien. Sin embargo, al ser también muy absorbentes harán que nuestra ropa se empape saturando de humedad el aire entre nuestra piel y la prenda de vestir. Además, al empaparse una prenda aumenta su peso hasta 10 veces.
Las prendas sintéticas basadas en el tejido de poliéster permiten la evaporación y al ser muy poco absorbentes son más frescas. en zonas que exigen que no haya holgura entre el cuerpo y la ropa es recomendable tejer las fibras sintéticas combinadas con fibras elásticas, como la lycra o el elastano. Esto hace que al adaptarse al cuerpo evite rozaduras en partes móviles (como las piernas) y que seamos más aerodinámicos, aunque reduzcamos la capacidad refrigeradora.

Por último, está muy en boga incorporar fibras de carbono ya que es muy ligera y resistente, eso hace que el resto de la tela pueda ser menos tupida ya que sólo ha de cubrir la piel y no aguantar los tirones. Al ser prendas más ligeras, tienen menos capacidad de retener el agua y el calor, lo que hace que transpiren mejor. También cobran importancia los llamados tejidos 3D o tipo malla multicapa, que siguen cubriendo la piel pero con gran canalización de aire, esto lo hace perfecto para ropa con poco movimiento ya que se pueden romper o rozar la piel han de ir muy ajustada, como los maillots ciclistas de colores oscuros donde hay radiación.

Es por eso que en deportes de baja velocidad, donde la influencia aerodinámica no es grande es importante el uso de prendas holgadas y con baja presencia de elastano. Por ejemplo en el tenis, el fútbol y de forma especial en el atletismo de fondo.

En el ciclismo, las fibras elásticas cobran especial importancia en los culottes, debido a que la piel con el sudor y el calor se reblandece, facilitando las rozaduras. Si vamos a practicar contrarreloj o triatlón las prendas han de ser especialmente ajustadas y con cremalleras cortas que facilitan que el tejido se adapte mejor al cuerpo. Hay que tener en cuenta que además estos tejidos suelen ser más aerodinámicos que la propia piel. Es más, si en condiciones de calor la ropa no disipa bien el calor y nos vemos obligados a abrir la cremallera todo nuestro esfuerzo aerodinámico habrá perdido su razón de ser.

Por el contrario en el ciclismo en ruta, de montaña y en MTB, los maillots pueden ser más ventilados, incorporando cremalleras frontales de arriba abajo para poder abrirlas en las subidas donde el aire no es crítico. Es más, últimamente vemos gran presencia del negro en maillots, haciendo que sean microperforados para compensar la radiación.
Además, es recomendable modificar el tipo de acolchado para los culottes. Hoy en día los hay de gel con perforaciones que se adaptan muy bien al cuerpo y reducen las molestas, pero el gel es bastante aislante e impide la transpiración. Así que resulta más recomendable usar culottes con espuma de celda abierta y con fibra de carbono, evitaremos incómodas rozaduras.

Por último, en climas desérticos, con altas temperaturas y ambientes muy secos, acompañados de una ausencia de sombras, cuando el ejercicio físico no es extremo, como caminar, las mejores prendas son las de fibras naturales, de colores claros, holgadas y que cubran nuestro cuerpo. Esto se debe a que el sudor se evaporará, creando un pequeño microclima entre la prenda y la piel, absorberá la humedad haciendo que de nuevo se evapore creando una segunda evaporación del sudor y nos protegerá de la acción de los rayos solares.

En cambio, en climas más tropicales, con una mayor humedad ambiental, generalmente una menor radiación solar debida a la presencia de nubes de tormenta o “ambiente cargado” hace que el uso de poca ropa sea mejor que estar excesivamente tapado, ya que se saturará de sudor la ropa pegándose a nuestro cuerpo y volviéndose incómoda.

Podemos decir que esto mismo ocurre en ambientes cerrados, donde no circula el aire. Al ir haciendo deporte vamos acumulando calor y humedad en el ambiente del local y si además le sumamos que al respirar emitimos gran cantidad de agua al “quemar” la glucosa, el ambiente será sofocante. Por eso mismo, si podemos entrenar con lo mínimo de ropa, con un ventilador apuntando a una ventana abierta o en un gran local con aire acondicionado que seque el ambiente mejor (uno de baja temperatura frente a uno tipo “inverter”).

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El ejercicio en el interior y sus circunstancias (II). Climatización Natural


En esta trataremos de explicar por qué llegamos al colapso, entendiendo el colapso como abandono en situación de desfallecimiento aunque contemos con un buen ventilador que favorezca la evotranspiración. A diferencia del caso anterior no se produce por el límite de eliminar el calor producido a través de nuestra piel sino por las circunstancias del interior de la habitación.

Recuperando el ejemplo de la habitación descrita en la entrada anterior nos enfrentamos a una serie de situaciones en función del uso de aire acondicionado, ventilador y ventana. Ojo, para estos casos hay que tener en cuenta que el rodillo o cinta de correr disipan toda la energía que producimos en forma de calor, ya que no nos desplazamos.

Ejemplo ventana cerrada sin ventilador ni aire acondicionado:

1 Nosotros iremos pedaleando y produciendo calor, y el aire que está pegado a nuestra piel se irá calentando, al calentarse subirá y será reemplazado por nuevo aire, subiendo la temperatura de la habitación (convección natural).

2 Como el proceso de convección natural es muy lento, el cuerpo enseguida no podrá ceder más calor, ya que el aire circundante está a nuestra misma temperatura, así que comienza a sudar para que se produzca una evaporación del sudor (evotranspiración). Sin embargo, el aire alrededor de nuestro cuerpo al circular lentamente se saturará rápido, así que empezaremos a formar gotas de sudor en nuestro cuerpo.

3 Dependiendo de las condiciones de la habitación, más o menos llegaríamos pasada una hora a unos 30ºC en el aire y a una humedad del 89%, habiendo evaporado 0.32 litros de sudor y habiendo respirado otros 0.16 litros de agua al aire. Esto supone que aproximadamente 780 kcal evaporando sudor y 300 kcal para subir la temperatura de la habitación (sumando el ordenador).
4 Si suponemos que en esas condiciones evaporamos un 30%, al cabo de una hora habremos dejado un bonito charco de 1.07 litros y habríamos perdido 1.39 litros de agua del cuerpo.

5 Si bebiéramos agua fría a 15ºC para compensar el sudor perdido, tan sólo rebajaríamos 30 kcal el calor emitido, aproximadamente un grado.

6 Hay que tener en cuenta que esto es una situación ideal, lo normal sería que las paredes también absorbiesen calor por convección y radiación y que, además, la humedad condensase en las partes frías de la habitación, como las ventanas y que parte de la humedad se absorba por capilaridad en las paredes.

7 Aun así, pasadas unas 3 horas, teniendo en cuenta los factores del punto anterior o 2 horas y 20 sin tenerlo, el aire saturado de humedad y a la misma temperatura que nuestro cuerpo no podría absorber más calor. Entonces nuestro cuerpo empezaría a subir su temperatura corporal y así podría seguir cediendo más calor. En ese punto habríamos perdido 3.7 litros de sudor si el rendimiento fuera el 30% (que también bajaría).

8 Cuando nuestro cuerpo subiese un par de grados su temperatura corporal, que a este nivel de esfuerzo no debería de llevarle más de media hora o hubiéramos perdido un 4% de nuestro peso en agua (depende de las personas), empezaría la situación de colapso.

Ejemplo con la ventana abierta:

Cuando abrimos una ventana en la habitación en la que estamos haciendo ejercicio conseguimos que las condiciones mejoren notablemente.

Para una ventana de 1 m2 con una temperatura exterior de 5ºC y de 13ºC en el interior, estaríamos renovando el aire 16 veces a la hora, simplemente por la diferencia de temperaturas y suponiendo que no hay viento en el exterior. Esto sería suficiente para garantizarnos que la temperatura de la habitación se mantiene estable a 13ºC.

Sin embargo, la corriente de aire que se produce es menos de 1 km/h (0.22 m/s), con lo cual no podríamos hacer pruebas de esfuerzo ya que no eliminaríamos suficientemente rápido el calor.

Por último, la calidad del aire mejoraría sustancialmente, ya que esta renovación de aire evitaría que el aire quedase muy viciado.

Fórmulas usadas:
1 Tablas de psicrometría para el aire no saturado y saturado.
2 Método de De Gidds y Phaff para renovación natural de aire Q=A/2*raiz(0.0035*H*deltaT+0.01)

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El ejercicio en el interior y sus circunstancias (I). Esfuerzo máximo sostenible


¿Por qué sudamos tanto practicando el rodillo o la bicicleta estática? ¿Por qué el pulso se dispara aunque estemos haciendo el mismo esfuerzo? ¿Por qué no somos capaces de hacer el mismo esfuerzo durante el mismo tiempo que en el exterior?  Necesitaré dos o tres entradas para que no se haga muy largo y pesado explicar cómo funciona este proceso con un local con la ventana cerrada, abierta y con ventilador.

Como ya sabemos, con una eficiencia del 20 al 25% en la obtención de energía muscular tenemos un problema de calor. Si a eso le añadimos que cuando entrenamos en casa la energía cinética no va a ningún sitio ya que usamos un rodillo que transforma esa energía en calor, el 100% de la energía que consumimos se transforma en calor.

Supongamos unas condiciones típicas antes de comenzar un entrenamiento: una habitación de 10 m2, una altura de techos de 2.5m y una ventana de 1 m2. Además estamos en la típica habitación que está a unos 20ºC y con un 45% de humedad. Consideramos que además tenemos un ordenador o televisión que consume 90w y tenemos una luz de bajo consumo.

Abrimos la ventana y comenzamos a pedalear. Los que hayáis hecho esto cuando llega el invierno ya sabéis lo que ocurre, a los pocos minutos comenzáis a sudar y si aguantáis una hora ya podéis suponer que el charco va a ser grande. Supongamos que queremos consumir unas 1000 kcal en una hora de entrenamiento y que es de noche y fuera apenas hay viento, con unos 5ºC de temperatura exterior.

Bien, por un lado está el calor que se genera en la habitación, las 1000 kcal y además el calor que produce el ordenador, 90 wh, equivalente a unas 78 kcal. Por otro lado está el vapor de agua que producimos al respirar, que son 160 gramos por cada 1000 kcal.

Por último, gracias a diversos experimentos sabemos que en convección natural (velocidad del aire por debajo de 2km/h) se pueden eliminar hasta 325 W/m2de piel cuando la habitación está en torno a 13ºC. Lo máximo que se suele aguantar hasta el colapso está en subir unos 2ºC la temperatura corporal y el calor específico de un cuerpo humano está en unos 3.52 kJ/kgºC.


Primero el ejemplo de máxima potencia

Independientemente del tamaño de la habitación o de si usamos aire acondicionado a baja velocidad, el colapso a máxima potencia no ocurre porque la habitación se calienta, sino que ocurre porque a esa temperatura nuestro cuerpo va acumulando calor al no haber suficiente flujo de aire alrededor de nuestro cuerpo. Todos estos ejemplos los haremos con mis valores y con las ecuaciones a pie de página:

A 320 W, más o menos mi valor máximo en 1 hora, con un rendimiento del 21.5%, estaremos generando 1168 W (ecuaciones 2 y 3). Para una superficie de la piel de unos 1.8 m2 eliminaremos 585 W a través de la piel, así que acumularemos 583 W en forma de calor.

Si pesamos 78 kg, con un calor específico de 3.52 kj/kgºC, necesitaremos acumular 549,000 J (549 kJ) para subir 2ºC nuestra temperatura corporal. Acumulando 583 W en forma de calor quiere decir que nos llevará 941 segundos en llegar al colapso, casi 16 minutos.
  
Entonces, ¿cómo podríamos hacer una prueba de esfuerzo de una hora suponiendo que no va a subir la temperatura de la habitación?

Si recurrimos a experimentos de transmisión de calor, un cuerpo humano húmedo con un viento de 3 m/s, unos 10 km/h llega a eliminar 850 w/m2, lo que hace que en nuestro caso elimine 1,530 W, impidiendo que el calor se acumule en nuestro cuerpo, ya que generamos 1,168 W. Por lo tanto, con un buen ventilador podremos hacer la prueba de esfuerzo de 1 hora sin colapsar por el calor.

Sin embargo, si la habitación es relativamente pequeña y se acumula el calor o no tenemos un aire acondicionado, el colapso vendrá porque el calor que generamos en vez de acumularse en nuestro cuerpo se acumulará en la habitación. Ese calor acumulado hará que cada vez sea más difícil eliminar el calor e irremediablemente tendremos que abandonar. Lo veremos en las siguiente entrada.

Por último, en ausencia de un ventilador o de corrientes de aire, aún estando en el exterior a baja temperatura (13ºC), el cuerpo humano trata de situarse en una situación de “no acumulación de calor”. Por eso mismo, aunque la duración del entrenamiento impida que lleguemos al colapso, si no hacemos un esfuerzo mental el cuerpo buscará eliminar el calor que genera, en mi caso son 160 W y hará costoso ir por encima.

Ecuaciones usadas:
1.       Potencia consumida (w) = Calorías consumidas (cal) /tiempo *4.18 J/cal
2.       Rendimiento  = Potencia generada (w)/Potencia consumida (w)
3.       Potencia consumida (w) = Potencia generada (w) + Calor (w)
4.       Calor acumulado (J) = Calor (w) * tiempo (segundos)
5.       Salto de temperatura (ºC) = Calor acumulado (J) / [Peso (Kg)*Calor específico(j/gºC)]

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Mecanismos de regulación térmica en el hombre


El hombre, como todos los mamíferos y las aves, es homeotermo, es decir, que mantiene su temperatura corporal constante, o como nos enseñaban en el colegio: “de sangre caliente”. La ventaja es clara, el funcionamiento del cuerpo es relativamente constante independientemente de la temperatura exterior. 

Sin embargo eso lleva a que el cuerpo necesite una regulación de la temperatura y para ello se vale de cuatro medios principalmente: el consumo de energía, la conservación, la absorción y la disipación del calor. El frío no se produce, es la ausencia de calor o un balance negativo del flujo de calor.

Un hombre de unos 80kg, en situación de reposo y en las condiciones óptimas consume unas 2000 kcal por día sólo para mantenerse vivo y a medida que nos movemos, consumimos energía haciendo que sea necesario disiparla.

La piel, principal medio de control del calor, cuenta con una capa de grasa como medio aislante, una serie de pequeñas venitas llamadas capilares, poros para expulsar el sudor, nervios sensibles a la temperatura y vello. Además a través de la respiración perdemos calor, siendo una cantidad prácticamente despreciable cuando hacemos deporte a temperaturas “normales”.

Cuando generamos menos calor del que necesitamos evitar esa pérdida conservándolo, el cuerpo envía menos cantidad de sangre a los capilares y evitamos una pérdida de calor, por eso mismo palidecemos por el frío. Si esto no resulta efectivo se nos eriza el vello, “carne de gallina” reduciendo la convección y por último empezamos a tiritar, con esos movimientos involuntarios generamos calor debido al movimiento. Por eso mismo nos movemos o zapateamos para “entrar en calor”.




El alcohol, tiene un efecto vasodilatador provoca una sensación de calor porque al aumentar el riego sanguíneo calentamos la piel, pero es justamente lo contrario a lo que queremos, ya que perderemos aún más calor. En cambio, una buena medida es acurrucarnos haciéndonos una bola ya que reduciremos la superficie de contacto con el aire. Esto es especialmente crítico en el agua. Además cuanta menor superficie de piel tengamos respecto al volumen del cuerpo menos pérdidas tendremos y cuanta más grasa más protegidos.

En cambio, cuando necesitamos disipar el calor que producimos, provocamos el efecto contrario primero con una vasodilatación, llevando el calor a la superficie y luego sudando para producir una evotranspiración. Por eso mismo, cuando nos ruborizamos notamos calor en las mejillas e igualmente nos enrojecemos y sudamos al pasar calor.




El efecto de la vasodilatación también es notable cuando sufrimos contrastes térmicos, eso hace que si metemos una mano en agua caliente durante un rato y luego la metemos en agua templada nos parecerá que está fría, en cambio si lo hacemos metiendo la mano en agua fría y luego en ese mismo agua nos parecerá caliente. Es debido a que el cuerpo ha tratado de adaptarse a esas condiciones.

Por otro lado está el efecto de la absorción de calor. Este efecto sucede cuando la unión de todos los mecanismos de transmisión de calor resulta positiva. Es decir, podemos estar un día de primavera con mucho sol a 15º y con una ligera brisa, estaremos perdiendo calor por convección y respirando, pero la radiación solar compensará ese efecto. De igual forma una noche de verano puede ser mucho más fresca que una tarde de primavera aunque la temperatura sea la misma.

Igualmente, corriendo al aire libre a 20ºC seremos menos conscientes de lo que sudamos frente a la misma temperatura y humedad al correr en una cinta, la ausencia de desplazamiento del aire hará que la convección y la evotranspiración sea muy pobre provocando que el sudor se acumule en la piel y gotee.

Por eso mismo, como veremos en las siguientes entradas, se crean las prendas técnicas, que buscan ayudar al cuerpo en su termorregulación, favoreciendo la disipación, la absorción o la conservación de la energía.

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Mecanismos de transmisión de calor


Como ya expliqué en la entrada de introducción la energía química obtenida en la oxidación celular se transformará en energía cinética (movimiento) y la mayoría se desperdicia en forma de calor. Como hemos de mantener una temperatura corporal estable (somos homeotermos) tendremos que buscar refrigerarnos o mantener el calor. Sé que puede parecer aburrido pero creo que es fundamental entender cómo lo hace el cuerpo para escoger la prenda deportiva más adecuada en cada ocasión.

El calor se transmite por 4 medios diferentes, la conducción, la convección, la radiación, la respiración y el cambio de estado o evotranspiración.







La conducción es la transmisión de calor que se produce por contacto directo entre cuerpos. Depende de la diferencia de temperaturas entre ambos, de su peso, de la superficie de contacto entre ambos y de lo aislantes que sean los materiales. Nuestra piel transfiere el calor a la ropa y es absorbido por el suelo o por el asiento.


Por eso mismo, si caminamos descalzos nos parecerá que está más frío un suelo de piedra que uno de madera, aun estando a la misma temperatura, debido a su aislamiento. Igualmente si nos tumbamos sobre un suelo frío nos enfriaremos más rápido que si permanecemos de pie, debido a la diferencia de superficie de contacto, por eso mismo, quizá sea el mecanismo que menor influencia tiene en la práctica deportiva.

La convección es el intercambio entre el cuerpo y un líquido o un gas y puede ser convección natural, si el fluido no se mueve y forzada si hay movimiento. El agua transmite unas 10 veces más el calor que el aire, por eso mismo el agua a 22ºC nos parece fría y en cambio ponemos la calefacción a 22ºC. Además, cuanta más humedad haya en el aire mayor será la transmisión de calor, así, 30ºC en un clima seco será mucho más soportable que el sofocante calor de un clima tropical a esos mismos 30ºC.

En ausencia de movimiento, como el calor aumenta el volumen, baja la densidad y al bajar la densidad hace que el fluido caliente ascienda y el frío descienda. El aire justo alrededor de la piel asciende siendo reemplazado por otro más frío, al ser tan poca la diferencia de densidad este proceso es lento y aún más lento en el caso de un líquido. Sin embargo, al ser el agua una buena conductora de calor y 800 veces más densa que el aire lo compensa como vimos anteriormente. Por eso mismo el aire acondicionado se impulsa por la parte superior de la habitación, para que vaya descendiendo haciendo más homogénea la temperatura.

En cambio, la convección forzada se debe a que el aire se mueve a gran velocidad reponiendo el aire que se ha calentado alrededor de nuestra piel. Esto hace que más o menos a por cada 10 km/h que aumentemos la velocidad de un aire sin que sudemos, tengamos una sensación térmica de bajar 1ºC. Por eso mismo se pasa más frío en una moto en marcha que parados.

La radiación es el calor que se transmite por ondas electromagnéticas y depende de las temperaturas de ambos (a la cuarta potencia), de la capacidad de emisión de las superficies y de la cantidad de superficie que está expuesta entre ambas. La radiación hace que en un día soleado de invierno podamos estar con ropa corta al sol pero que en cuanto se pone el sol pasemos mucho frío. El color hace que refleje más o menos cantidad de calor, los colores claros emiten más ondas que los oscuros, por eso mismo el blanco es el más aconsejado con el sol en verano. Además los más brillantes reflejan más calor que los mates.

La evotranspiración o evaporación, es el calor que se absorbe al evaporarse el sudor o un líquido. Depende de la temperatura y cantidad de humedad presente en el ambiente y de la superficie del agua en contacto con el aire. Por cada litro de agua que evaporemos estaremos absorbiendo casi 600 kcal, en cambio para subir 1ºC un litro de agua con 1 kcal nos basta. Es por eso que en ambientes secos y calurosos, al aire libre como las terrazas, sea muy efectivo pulverizar microgotas, ya que rápidamente se evaporan rebajando el calor ambiente.


Por último, podríamos decir que la respiración es otro método de transmisión de calor, aunque es algo más complejo. Por un lado está el intercambio de materia al absorber el oxígeno del aire y expulsar CO2 y por otro está como método de regulación de temperatura, que no es más que una evotranspiración y una convección.

En los humanos, como explicaré en la entrada de regulación térmica, la respiración se usa principalmente para eliminar el CO2 y el agua producidos al obtener energía, por lo tanto el ritmo respiratorio irá acompasado a nuestro nivel de ejercicio debido a la necesidad de oxígeno. Es decir, respiraremos más rápida y profundamente cuanto mayor sea el esfuerzo y la disipación de energía es simplemente una consecuencia. En este punto, existe una pérdida de energía debido a que puede ocurrir una combustión incompleta, liberando CO y no CO2.

En cambio, en la mayoría de mamíferos, la respiración también sirve como medio para eliminar calor. Se basa sencillamente en provocar una convección y evaporación forzada aumentando la frecuencia respiratoria. Es lo que llamamos jadeo y que habremos podido ver en perros.

Así que, con estas ideas básicas sobre transmisión de calor y una posterior idea sobre la capa límite podremos entrar a revisar cómo funciona la regulación térmica en los humanos. Luego, gracias a ello entenderemos mucho mejor cómo funciona la ropa de verano y de invierno, y seremos conscientes de la importancia de esto en los equipos de protección como las gafas, cascos o guantes.

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Introducción

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Tanto el ciclismo con la carrera a pie se pueden asimilar a una carrera en coche, así en un coche usamos gasolina para quemarla en el motor y a través de una transmisión y las ruedas hace que se mueva el coche; en el ciclismo o en la carrera a pie ocurre exactamente lo mismo.

En el motor quemamos la gasolina donde la mayor parte de la energía se pierde en forma de calor y por lo tanto hay que disiparlo en el radiador. En el cuerpo “quemamos” glucosa en las células y también se pierde mucha energía en forma de calor, siendo nuestra piel el radiador por el que se disipa con la ayuda del aire y del sudor.

Hay que pensar que en un motor de gasolina el rendimiento puede ser del 40-45% en cambio en el cuerpo humano está en el 20-25%, eso quiere decir que de cada 4 a 5 kcal que consumimos hay de 3 a 4 kcal que se van en forma de calor. Eso es mucho. Por lo tanto es muy importante que prestemos especial atención a la ropa, los guantes, calcetines y cascos.

Una vez que tenemos claro el motor hay que ver en qué usamos esa energía. La mayor parte se irá en vencer la resistencia del aire, otra parte en el rozamiento, tanto mecánico como con nuestro sillín, en la resistencia a la rodadura, en forma de calor al frenar, en impactos contra el suelo y en aumentar nuestra velocidad y altura.



Todos tenemos claro que un coche consume más si es poco aerodinámico, si vamos con las ventanillas abiertas, vamos dando acelerones, llevamos las ruedas deshinchadas o neumáticos todoterreno o tenemos el maletero lleno hasta los topes. Igualmente en la bici el peso, la postura más aerodinámica, llevar la ropa abierta, las ruedas, neumáticos y la mecánica influyen en la velocidad. También entendemos que si rodamos por una carretera adoquinada o subimos un puerto de montaña iremos más lentos que por una perfectamente asfaltada o en llano.

No sólo eso, sino que si pretendemos correr en un circuito con un todoterreno correremos el riesgo de volcar o si vamos con un deportivo por el campo lo romperemos, nos quedaremos atascados o derraparemos en una curva. Igualmente en el ciclismo optamos por una MTB, una bici de carretera o una de contrarreloj o para correr usaremos zapatos de clavos si vamos a la pista o unas de trail para la montaña.

Por último está en la comodidad y la ergonomía, si el coche tiene unos asientos incómodos o no están ajustados para nuestro tamaño tendremos que parar cada dos por tres, si nos deslumbramos con facilidad sufriremos por el camino o correremos riesgo de chocarnos. De la misma forma un estudio biomecánico, unos guantes o unas gafas nos ayudarán a ir más cómodos en una postura óptima, protegidos o evitarán que nos deslumbremos.

Por lo tanto por un lado está nuestro motor, que son los músculos, que tendremos que entrenarlos para que en vez de un simple motorcillo de un ciclomotor tengamos el de un deportivo. Sin embargo, de nada sirve un gran motor si no sabemos aprovecharlo, así que en las siguientes entradas trataré de ayudar a encontrar qué puede ayudarnos a ser más rápidos, ir más cómodos o más seguros.

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Índice de artículos técnicos


A lo largo de unos cuantos artículos iré desgranando mi humilde conocimiento de aspectos técnicos que rodean el ciclismo, tal como están redactados para Spiuk:

3.       La bicicleta.
3.1. La geometría de la bicicleta.
3.2. Las fuerzas que intervienen en el ciclismo
3.3. La aerodinámica y la biomecánica.
3.4. La rigidez de la bicicleta.
3.5. Las ruedas. Rigidez y aerodinámica.
3.6. Los neumáticos. Cubiertas, tubulares y tubeless.
3.7. La bicicleta de carretera escaladora, la rodadora y la de larga distancia.
3.8. La bicicleta de triatlón y contrarreloj.
3.9. La transmisión. Optimización del desarrollo en la bicicleta.
4.       El equipamiento del ciclista.
4.2. El casco.
4.4. Los guantes
4.5. Las luces. Baterías.
5.       Anexos técnicos.
5.1. La capa límite.
5.2.La rigidez. Conceptos básicos

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