viernes, 13 de febrero de 2015

Planificando una temporada para un objetivo concreto (I) Introducción


Cuando uno empieza a entrenar buscando mejorar en un deporte basta con una cosa: constancia. Día a día tratar de sacar ese tiempo que simplemente a base de repetir un ejercicio se perfecciona. Esa constancia no es fruto de darnos una paliza semanal sino de repartir ese esfuerzo en la semana.

Supongo que todos habremos oído alguna vez el mito de las 10.000 horas, más aún en el deporte. Para llegar a dominar un ejercicio hay que practicarlo al menos 10.000 horas. ¿Es eso cierto? Ya os digo yo que no, 10.000 horas haciendo un ejercicio mal no nos llevará a corregirlo si no somos conscientes de nuestro error.

Planificar un entrenamiento concreto es relativamente fácil, sabemos qué queremos trabajar y acudimos a cualquier fuente de información, hay cientos de blogs, revistas, entrenadores, libros, foros, compañeros de entrenamiento, etc. que nos pueden proporcionar varias opciones para resolver ese entrenamiento.

Sin embargo, para planificar una temporada con un poco de acierto hay que ser conscientes de que no es como planificar un entrenamiento concreto sino que hay factores que intervienen en el largo plazo. Para mí los generales son los siguientes:

-                       -  Objetivo
-                       - Plazo
-                       - Tiempo
-                       -  Situación actual

Objetivo

¿Qué objetivo nos hemos marcado? ¿es posible? Hay varios tipos de objetivos pero sin duda la clave es que ha de ser un objetivo fácilmente medible y viable según nuestras posibilidades. Por ejemplo: bajar de 10 horas en una carrera en la que el año pasado hice 11, acabar un ironman sin andar, mejorar tres puestos en una clasificación, etc.

Generalmente los objetivos por volumen son más fácilmente alcanzables ya que el componente psicológico juega un papel fundamental, en cambio tienen el problema que es más difícil valorar la viabilidad real del objetivo al no haber llegado nunca a esa cifra. En cambio los objetivos de ritmo/tiempo/velocidad son menos asequibles en cuanto a límites físicos pero podemos ir testeando parcialmente los resultados.

Aun así, habiendo establecido un objetivo para la temporada hay que buscar hitos intermedios que nos sirvan tanto como marcadores de nuestra evolución como pequeños acicates a la mejora y al compromiso. Si nuestra meta es bajar de 4 horas en una maratón puede ser una buena piedra de toque tratar de bajar de 1 hora y tres cuartos en una media maratón a falta de un mes y medio.

Plazo

¿de qué plazo dispongo hasta la fecha del objetivo? Los plazos son muy importantes a la hora de valorar un objetivo. Tratar de acabar una maratón a los 10 días de empezar a correr es garantía de fracaso, sin embargo la meta de acabar un 5k con un plazo de 6 meses para alguien que habitualmente juega al fútbol es poco interesante y dará lugar a perder interés.
El plazo ha de depender de la posibilidad de evolución nuestra, para eso hay que recurrir a experiencias pasadas. Por ejemplo, si en 5 meses de duro entrenamiento conseguí bajar desde los 50’ a los 49’ en un 10k es bastante difícil que en 3 baje de 49 a 45 si dedico la misma cantidad de tiempo.


Tiempo

¿De qué tiempo dispongo? Uno coge un papel y escribe las cosas fundamentales de su vida y las va valorando en tiempo, dormir 8horas, trabajar 9h, desplazamiento al trabajo 1h, comidas, cenas y desayunos 1h, etc. Así uno va haciéndose su horario y de repente resulta que uno dispone de 1h para entrenar, pues bien, estos son los mimbres con los que hay que hacer el cesto.

El problema reside en que la realidad es tozuda. Es tozuda porque nos empeñamos en imposibles, no es posible tener un día de 26 horas, ni pensar que para 1 hora de entrenamiento no perdemos tiempo en cambiarnos de ropa, ducharnos, volver a cambiarnos, descargar el entrenamiento del gps, etc.

Dado que el entrenamiento por lo general es progresivo en cuanto al volumen de horas, hemos de ser conscientes de que poco a poco iremos reduciendo el número de horas de “dispersión”, superfluas y luego pasaremos a los sacrificios. Ahí es cuando no podemos perder la cabeza y plantearnos imposibles.


Situación actual

La última pata de este banco es mi situación actual. Es muy importante ser conscientes de nuestra situación actual y mejor si para ello empleamos medios objetivos y no subjetivos. Decir que uno está “para correr el Tour” no es muy objetivo, pero decir que es capaz de bajar de 30’ en un 10k sí. ¿Por qué? Porque en la medida de que nuestro objetivo sea mensurable de forma objetiva será más fácil evaluar nuestra evolución.

Con estas 4 ideas podemos establecer a grandes rasgos un objetivo y dedicar el trabajo necesario para cumplirlo.


A partir de aquí y en próximas entregas iré explicando qué formas tenemos de medir nuestra situación actual, nuestra evolución y nuestra capacidad de conseguirlo.

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